domingo, 21 de agosto de 2016


Lugares de encuentro,  esparcimiento y cultura: casinos, cine, … (1968- 1973)



Fotografía que recoge el inconfundible escenario del Casino Unión y Progreso,
 obra del pintor arafero Andrés (El Zapatero), la fotografía es anterior a la
 época del relato pero es representativa de sus afamados bailes. (Ha sido tomada de 
la página de facebook de Historias y Rincones de Arafo).



    Bien es sabido que la comunicación y el trabajo en grupo es lo que hizo evolucionar a la especie allá en la noche de los tiempos y nuestros pueblos han sabido canalizar la comunicación a través del encuentro, siendo sus casinos, cines, clubs deportivos (lucha y footbal en esa época) fiestas, bandas de música, corales, grupos de teatro, orquestas, ... el medio para propiciarlo. Ahí el individuo aislado daba y recibía conocimientos y afectos.
   Dado la extensión que supondría tratarlos todos juntos, dejaré parte de ellos para otra ocasión.

    CASINO UNIÓN Y PROGRESO

    El Casino Unión y Progreso hoy con sus 110 años de historia demuestra la inquietud de un pequeño pueblo que en aquel entonces (año 1906) con escasamente 1.800 habitantes según las estadísticas, ya contaba con un ente social y cultural.
     De la época en que yo delimito mis relatos, recuerdo a la entrada, sentado en su sillita, a López, que ejercía de portero e iba por las casas cobrando “los recibos del casino”, pues prácticamente todos los vecinos eran socios, luego estaba la barra del bar o cantina y en un lateral a la derecha, se levantaba una pequeña escalera que conducía al pequeño cuartito, creo que ambas de suelo de madera, donde estaba la Televisión recién estrenada casi en los finales de los sesenta, el periódico, algunos libros, unas pocas de sillas y  alguna mesa para jugar a las cartas, la habitación tenía una ventana hacia la calle y una puerta con un balcón muy reducido que miraba hacia el salón principal. Abajo pasado la barra, el salón de baile que aún conserva su estructura original y a su lado el ambigú de este salón de baile, donde mi madre me contaba que de novios se sentaba a tomarse una copita de anís con mi padre, pues si bien a ella le encantaba bailar mi padre no era dado al ello; luego el ambigú pasó a ser la zona de control familiar donde se daba el visto bueno de con quien y con el decoro que debía bailar las joven de la familia ¡la estricta moral que se exigía a las mujeres de aquel entonces!. Luego sufrió modificaciones y sirvió para ampliar el salón de bailes y actos.
  Desde esa época se elegía una directiva que asumía, de forma altruista, la organización de bailes, actos,... de la sociedad . Para ello algunos socios  presentaban las candidaturas a la Junta General  y allí sería elegida por los restantes socios. En aquella época de la dictadura esto sería lo más que se aproximaba a unas elecciones democráticas con distintos candidatos, pero los elegidos trabajarían sin cobrar nada a cambio. También se presentaba a subasta  la cantina o bar, por esta época la regentaba Wenceslao (El Rubio) /Lupa .
   Lógicamente en ese época las mujeres no podían presentar candidatura, no tenían derecho a participar en la dirección de ningún ente público. Si el cabeza de familia era socio, podían entrar todos los de casa pero cuando los jóvenes varones cumplían  los 18 años perdían ese derecho y tenían que pagar la cuota de socio. A las mujeres siempre se les permitió entrar gratis, lógicamente para dar sentido a los bailes. Pero esta imposibilidad de participación femenina se repetía en otros tantos casos: en las bandas de música, en las orquestas,... Solo empezarían a destacar como niñas en actividades escolares que luego se integrarían en: grupos de teatros, coros o agrupaciones de pulso y púa.  Muchas de estas jóvenes pudieron haber tenido salida profesional, pero casi siempre se truncaba en pro de una "respetable" vida familiar y quedaría limitada su participación en la iglesia, que socialmente estaba bien visto. Recuerdo voces maravillosas como la de Landa, Salomé,... A pesar de todo una de esas prodigiosas voces logró llegar muy alto: Célida Alzola. Y en la actualidad son muchas las mujeres que al igual hombres han  alcanzado sus metas.
    También existía en esa época en el pueblo, el Frente de Juventudes (O.J.E.) que lo había creado la dictadura para controlar a los chicos jóvenes varones en los fundamentos del régimen. Para atraerlos ofrecía juegos recreativos como: footbolines, mesas  de "pimpón" (tenis de mesa) y otras actividades ;lugar al que mi padre  también decía que no había que ir, pues aunque él se crió en la dictadura y ni creo que en esos tiempo sus pensamientos fueran de izquierdas, era un hombre inteligente y manifestaba, a su manera,  rebeldía con lo que veía mal.
   Afortunadamente en la vida civil la llegada de la Democracia ha derrocado estos injustos preceptos,  ha permitido que la ley respete a los ciudadanos hombre y mujer por igual, aunque a nivel social el proceso ha sido más lento.
Cantina del casino, a cargo de Wenceslao, fotografiados con los camareros que ese
día reforzaban por haber baile, por  lo que todos iban ataviados con sombreritos. 
(Fotografía compartida de la página de facebook de Historias y Rincones de Arafo).
     Centrándonos en nuestro relato, recuerdo que en esa época frecuentábamos menos el casino, lo más que me viene a la memoria es que nos  poníamos en el callejón mirando los bailes por las ventanas traseras del ambigú, pues éramos muy jóvenes para que nos autorizasen entrar. Otra de las actividades sociales que recuerdo oír nombrar, pues nunca participé, eran las famosas” giras a la isla” que organizaban, contrataban una o dos guaguas, según la demanda, y los vecinos llevaban sus almuerzos en la cesta de las viandas, y se iban a visitar otros pueblos de la isla. Una de las giras obligadas era la de la octava del Cristo de Tacoronte, aún recuerdo a mi abuelo Pepe con la estampita de la imagen del Cristo trabada en la cinta de su sombrero; también se hacían  otras para visitar El Puerto de la Cruz,  La Laguna con su Cristo, ¡el sur no había empezado!... Otro acontecimiento era el baile para el nombramiento de reina de la Sociedad a la que luego veríamos  en los actos de las fiestas patronales.
   Pocos años después sufrió una gran reestructuración mejorando sus instalaciones y posteriormente otra nueva reforma. Esta institución propició muchas actividades culturales, ha apoyado y  prestado sus instalaciones a diversos colectivos del pueblo y tuvo un papel relevante para los vecinos de toda la Comarca que venían a disfrutar aquí los afamados bailes de Fin de Año , también organizaba bailes periódicos a lo largo del año. Pero una vez más con el devenir de los tiempos y la facilidad de tener vehículo propio para trasladarse a cualquier punto de la isla en busca de todo tipo de oferta cultural, festiva y de esparcimiento, ha hecho que estas sociedades vean disminuida su actividad, pero este casino centenario se mantiene orgullosamente, pues se ha ganado el derecho a ser un símbolo de la identidad del pueblo y con ese sentimiento muchos vecinos han seguido manteniendo su contribución como socios.

   EL CENTRO CULTURAL Y DE RECREO
    Esta institución casi es coetánea mía, pues también nace en la década de los sesenta. Desde pequeña siempre he oído decir que en Arafo si no dividimos todo en dos, no hay el motivo o “pique” que nos empuje a superarnos, como ocurrió también, en su momento, con la Banda de música y las dos han funcionado con éxito. No obstante, recuerdo que corrían comentarios entre los que no vieron con buenos ojos esta división tachándola de una intencionalidad clasista, pero finalmente en esta nueva sociedad pasaron a participar la mayor parte de los vecinos, pues de no ser así no habría prosperado.
  Como sus instalaciones eran más nuevas y más holgadas, las veíamos más agradables y las frecuentábamos los domingos al salir del cine. A la entrada la barra, que estaba a cargo de Secundino el hermano de mi tía Anita, hasta recuerdo acompañar a mis primas a llevarle la bandeja de ensaladilla que mi tía le preparaba para el bar; luego la sala de baile y en ella al fondo, bajando unos escaloncitos, el aparato de televisión; a la izquierda de ésta el baño femenino, que tenía un espejo de gran tamaño y a la derecha del salón de baile, las mesas para los hombres jugar a las cartas, que en alguna ocasión cogíamos y seleccionábamos las figuras y el as para jugar al "asesino".
   En la parte trasera había un patio de verano, con un pequeño voladizo soportado por columnas, donde se ubicaban las mesas y sillas donde nos sentábamos a tomar las golosinas y en la parte central de esa pared, se abría un pequeño cuarto que funcionó como discoteca juvenil a la que llamaban “la cuevita” a la que nosotros no podíamos entrar por ser pequeñas. Al no ser una sala abierta para el control de los mayores y por la rancia moral de aquella época, recuerdo que se la miraba con recelo. Detrás había un espacio donde los chicos, más mayores que los de la fotografía, jugaban a baloncesto, pero creo que aún no como equipo del Centro.
  Años después fue agraciado con un importante premio de la lotería nacional, ya que ambas sociedades traían números para vender en Navidad, lo que le permitió mejorar sus instalaciones de forma considerable.
  Al igual que el casino: con sus bailes abrió sus puertas a participantes de fuera, ha albergado y potenciado colectivos del pueblo, ha realizado actividades culturales y de forma paralela hoy sufren el cambio de época, que les obliga a disminuir su actividad, aunque ambos se mantienen en la brecha.
Este recorte de prensa corresponde a algunos años posteriores a la fecha del relato,
 pero es representativo de lo que hemos comentado. (la fotografía ha sido compartida de
de la página de facebook de Historias y Rincones de Arafo).
EL CINE

Otra institución en fomento de la sociabilización y la cultura fue el cine. Intentaré plasmar mis recuerdos del que yo conocí, pues de su época, mi madre me hablaba del cine”del moro”, donde además hacían bailes y como ella era delgadita y no muy alta, el señor se empeñaba en que no tenía edad para poder entrar, y más de una vez recurrió a su hermano Pepe para que convenciera al señor y la dejase pasar.
Fotografía de la fachada del cine. Da la impresión  de que es de
 cuando ya  Manuel había construido la vivienda. (Ha sido tomada 
de la página de facebook de Historia y Rincones de Arafo).

Desde muy pequeña acudía al cine de mi pueblo cada domingo a las cuatro de la tarde, aunque para los mayores la sesión de “estreno” era los jueves por la noche. Me viene a la memoria las películas de Cantinflas, los musicales de los cantantes españoles de aquella época: Marisol, Peret, Rocío Durcal, Julio Iglesias , Manolo Escobar; ...¡Cómo no!, las películas de indios y vaqueros del Oeste,...
Al principio iba con mi hermano, pues mi padre nos lo inculcó desde muy pronto, pues a él siempre le había gustado y no me extrañaría que lo hiciera para sustituir la salida de otros niños que iban la mañana del domingo a misa. Luego pasé a ir con mis amigas/primas segundas de La Morra, con las que había compartido tantas horas de juegos infantiles, a las que se fueron añadiendo sus compañeras del Colegio Nazaret, pues yo siempre estuve en el Instituto Mencey Acaymo de Güímar.
  Y hablando de afectos, fue en el cine donde comenzaban los primeros ligues de adolescencia. Y en esa época de tanto prejuicio las últimas filas de butacas se convertían en el refugio de las parejas de novios ya mayores.
  El cine fue propiedad de los Hnos/as Pérez; él, Pérez que es como todos lo llamaban, proyectaba las películas y a veces contaba con su ayudante Alfonso. Las películas estaban precedidas del obligatorio Nodo que impuso el régimen franquista para hacerse campaña con las noticias y documentales que le interesaba hacer llegar al pueblo, lógicamente nunca faltaba la imagen de Franco inaugurando algún embalse. Aún hoy, los de aquella época y anteriores, reconocemos el fondo musical cuando alguien cuelga en las redes uno de ellos.
  A Pérez le acompañaban sus hermanas: Lolita y Paquita y Anselmo el de Fefa al que con los años le sustituiría Daniel el de Edilia. Las hermanas vendían las entradas en las ventanitas de la taquilla y luego, en el descanso, todos los hermanos atendían en “la cantina” que es como denominábamos al pequeño bar que había en el zaguán previo a la sala de cine. Mientras Anselmo controlaba la puerta, tanto para recoger las entradas como en el descanso, pues muchas veces nos acercábamos al carrito de golosinas de la plaza o a la venta de Evarista que al ser domingo solo abría por la parte trasera.
   Luego pasó la propiedad a Manuel, llegado de Venezuela y que arreglo su vivienda en la parte norte del cine, supongo que por su edad los anteriores dueños decidieron desprenderse de él y posteriormente lo adquirió Gerardo que sería su último propietario y con el que cerró sus puertas en cuanto a funcionar como cine.
   Todos esperábamos en la calle hasta que abrían las ventanillas de la taquilla, que en un principio estaban en un lado de la zona de la pantalla.
   De la sala de cine recuerdo sus cortinas rojas tanto en los ventanillos como en los portalones laterales que al dar a la calle se abrían al final de la sesión, que de alguna manera anunciaban al venir a correr las cortinas. También en el fondo otra cortina roja que comunicaba la sala con el zaguán,  a los lados las gradas de madera del gallinero y en lo alto, sobre la cortina, el hueco por el que salía la luz del  proyector y se reflejaba en la pantalla de tela blanca que se situaba justo enfrente, reproducía la magia de las imágenes pero que de vez en cuando se cortaban y tras el correspondiente abucheo y crítica : "no traen sino películas viejas y la cinta está destrozada", reanudaba la proyección.
   En el lateral contrario a las puertas de salida, los baños femeninos, creo que los masculinos estaban al fondo del zaguán. En medio el patio de butacas de madera cuyo asiento se recogía hacia el espaldar.
   En el zaguán estaba la puerta de entrada, al fondo de éste la cantina, a un lado de ella la puerta que daba a la escalera que daba a la zona de proyección,  y frente a la cantina, una tabla de la que colgaban los carteles de las películas y los de fotografías de algunas escenas. Pero lo mas pintoresco
era que la película se anunciaba en uno de los laureles de indias de la parte superior de la plaza del pueblo, el más próximo hacia el molino de gofio, Allí nos esperaba el tablón que se sujetaba en el tronco, donde todos acudíamos para saber cual sería la próxima película e imaginar como sería por lo que mostraban unas seis u ocho fotografías de las escenas o fotogramas.

*Nota: agradecer al impulsor de la página de facebook "Historias y Rincones de Arafo", que a pesar de haberla revisado no detecté su autoría, aunque me han llegado comentarios de que el autor es quien se firma  como Thony Mochilla, joven al que recuerdo de La Morra, pues ha sido una brillante idea, a la que se van sumando colaboradores y entre todos dejan en ella la historia gráfica del pueblo de la que ahora todos podemos disfrutar. ¡Gracias!.


Candelaria a 19 de agosto de 2016

2 comentarios:

  1. Bonito resumen del ayer de nuestro pueblo, que casualidad que en la foto que elegiste para el Casino sea en la que está mi padre, es el primero de la derecha, estubo muchos años junto a Wenseslao y Nicolas atendiendo el ambigú y tambien con los Péres en el antiguo cine como portero, me encantan tus relatos Mary , muchas felicidades por ellos.

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  2. Muchas gracias Hilario; Que casulidad que en el relato haya salido dos lugares tan vinculados a tu padre. Como portero del cine yo recordaba a Anselmo el marido de Fefa, supongo que tu padre lo fue con anterioridad. Saludos

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