Lugares de encuentro, esparcimiento y cultura: casinos, cine, … (1968- 1973)
Fotografía que recoge el inconfundible escenario del Casino Unión y Progreso,
obra del pintor arafero Andrés (El Zapatero), la fotografía es anterior a la
época del relato pero es representativa de sus afamados bailes. (Ha sido tomada de
la página de facebook de Historias y Rincones de Arafo).
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Bien es sabido que la comunicación y
el trabajo en grupo es lo que hizo evolucionar a la especie allá en
la noche de los tiempos y nuestros pueblos han sabido canalizar la
comunicación a través del encuentro, siendo sus casinos, cines,
clubs deportivos (lucha y footbal en esa época) fiestas, bandas de
música, corales, grupos de teatro, orquestas, ... el medio para propiciarlo.
Ahí el individuo aislado daba y recibía conocimientos y afectos.
Dado la extensión que supondría tratarlos todos juntos, dejaré parte de ellos para otra ocasión.
CASINO UNIÓN Y PROGRESO
El
Casino Unión y Progreso hoy con sus 110 años de historia demuestra la
inquietud de un pequeño pueblo que en aquel entonces (año 1906) con escasamente
1.800 habitantes según las estadísticas, ya contaba con un ente social y cultural.
De
la época en que yo delimito mis relatos, recuerdo a la entrada,
sentado en su sillita, a López, que ejercía de portero e iba por
las casas cobrando “los recibos del casino”, pues prácticamente
todos los vecinos eran socios, luego estaba la barra del bar o cantina y en
un lateral a la derecha, se levantaba una pequeña escalera que
conducía al pequeño cuartito, creo que ambas de suelo de madera, donde estaba la Televisión recién estrenada casi en los finales de los sesenta, el
periódico, algunos libros, unas pocas de sillas y alguna
mesa para jugar a las cartas, la habitación tenía una ventana hacia la calle y una puerta con un balcón muy reducido que miraba hacia el salón principal. Abajo pasado la barra, el salón de
baile que aún conserva su estructura original y a su lado el ambigú de este salón de
baile, donde mi madre me contaba que de novios se sentaba a tomarse
una copita de anís con mi padre, pues si bien a ella le encantaba
bailar mi padre no era dado al ello; luego el ambigú pasó a ser la
zona de control familiar donde se daba el visto bueno de con quien y
con el decoro que debía bailar las joven de la familia ¡la estricta
moral que se exigía a las mujeres de aquel entonces!. Luego sufrió modificaciones y sirvió para ampliar el salón de bailes y actos.
Desde esa época se elegía una directiva que asumía, de forma altruista, la organización de bailes, actos,... de la sociedad . Para ello algunos socios presentaban las candidaturas a la Junta General y allí
sería elegida por los restantes socios. En aquella época de la dictadura esto sería lo más que se aproximaba a unas elecciones democráticas con distintos candidatos, pero los elegidos trabajarían sin cobrar nada a cambio. También se presentaba a subasta la cantina o bar, por esta época la regentaba Wenceslao (El Rubio) /Lupa .
Lógicamente en ese época las mujeres no podían presentar candidatura, no tenían derecho a participar en la dirección de ningún ente público. Si el cabeza de familia era socio, podían entrar todos los de casa pero cuando los jóvenes varones cumplían los 18 años perdían ese derecho y tenían que pagar la cuota de socio. A las mujeres siempre se les permitió entrar gratis, lógicamente para dar sentido a los bailes. Pero esta imposibilidad de participación femenina se repetía en otros tantos casos: en las bandas de música, en las orquestas,... Solo empezarían a destacar como niñas en actividades escolares que luego se integrarían en: grupos de teatros, coros o agrupaciones de pulso y púa. Muchas de estas jóvenes pudieron haber tenido salida profesional, pero casi siempre se truncaba en pro de una "respetable" vida familiar y quedaría limitada su participación en la iglesia, que socialmente estaba bien visto. Recuerdo voces maravillosas como la de Landa, Salomé,... A pesar de todo una de esas prodigiosas voces logró llegar muy alto: Célida Alzola. Y en la actualidad son muchas las mujeres que al igual hombres han alcanzado sus metas.
También existía en esa época en el pueblo, el Frente de Juventudes (O.J.E.) que lo había creado la dictadura para controlar a los chicos jóvenes varones en los fundamentos del régimen. Para atraerlos ofrecía juegos recreativos como: footbolines, mesas de "pimpón" (tenis de mesa) y otras actividades ;lugar al que mi padre también decía que no había que ir, pues aunque él se crió en la dictadura y ni creo que en esos tiempo sus pensamientos fueran de izquierdas, era un hombre inteligente y manifestaba, a su manera, rebeldía con lo que veía mal.
Afortunadamente en la vida civil la llegada de la Democracia ha derrocado estos injustos preceptos, ha permitido que la ley respete a los ciudadanos hombre y mujer por igual, aunque a nivel social el proceso ha sido más lento.
Lógicamente en ese época las mujeres no podían presentar candidatura, no tenían derecho a participar en la dirección de ningún ente público. Si el cabeza de familia era socio, podían entrar todos los de casa pero cuando los jóvenes varones cumplían los 18 años perdían ese derecho y tenían que pagar la cuota de socio. A las mujeres siempre se les permitió entrar gratis, lógicamente para dar sentido a los bailes. Pero esta imposibilidad de participación femenina se repetía en otros tantos casos: en las bandas de música, en las orquestas,... Solo empezarían a destacar como niñas en actividades escolares que luego se integrarían en: grupos de teatros, coros o agrupaciones de pulso y púa. Muchas de estas jóvenes pudieron haber tenido salida profesional, pero casi siempre se truncaba en pro de una "respetable" vida familiar y quedaría limitada su participación en la iglesia, que socialmente estaba bien visto. Recuerdo voces maravillosas como la de Landa, Salomé,... A pesar de todo una de esas prodigiosas voces logró llegar muy alto: Célida Alzola. Y en la actualidad son muchas las mujeres que al igual hombres han alcanzado sus metas.
También existía en esa época en el pueblo, el Frente de Juventudes (O.J.E.) que lo había creado la dictadura para controlar a los chicos jóvenes varones en los fundamentos del régimen. Para atraerlos ofrecía juegos recreativos como: footbolines, mesas de "pimpón" (tenis de mesa) y otras actividades ;lugar al que mi padre también decía que no había que ir, pues aunque él se crió en la dictadura y ni creo que en esos tiempo sus pensamientos fueran de izquierdas, era un hombre inteligente y manifestaba, a su manera, rebeldía con lo que veía mal.
Afortunadamente en la vida civil la llegada de la Democracia ha derrocado estos injustos preceptos, ha permitido que la ley respete a los ciudadanos hombre y mujer por igual, aunque a nivel social el proceso ha sido más lento.
Centrándonos en nuestro relato, recuerdo que en esa época frecuentábamos menos el casino, lo más que me viene a la memoria es que nos poníamos en el callejón mirando los bailes por las ventanas
traseras del ambigú, pues éramos muy jóvenes para que nos
autorizasen entrar. Otra de las actividades sociales que
recuerdo oír nombrar, pues nunca participé, eran las famosas” giras a la isla” que organizaban, contrataban una o dos guaguas, según
la demanda, y los vecinos llevaban sus almuerzos en la cesta de las
viandas, y se iban a visitar otros pueblos de la isla. Una de las
giras obligadas era la de la octava del Cristo de Tacoronte, aún recuerdo a mi abuelo Pepe con la estampita de la imagen del Cristo trabada en la cinta de su sombrero; también se hacían otras para visitar
El Puerto de la Cruz, La Laguna con su Cristo, ¡el sur no había empezado!... Otro acontecimiento era el baile para el nombramiento de reina de la Sociedad a la que luego veríamos en los actos de las fiestas patronales.
Pocos años
después sufrió una gran reestructuración mejorando sus
instalaciones y posteriormente otra nueva reforma. Esta institución propició muchas
actividades culturales, ha apoyado y prestado sus instalaciones a
diversos colectivos del pueblo y tuvo un papel relevante para los
vecinos de toda la Comarca que venían a disfrutar aquí los afamados
bailes de Fin de Año , también organizaba bailes periódicos a lo
largo del año. Pero una vez más con el devenir de los tiempos y la
facilidad de tener vehículo propio para trasladarse a cualquier
punto de la isla en busca de todo tipo de oferta cultural, festiva y
de esparcimiento, ha hecho que estas sociedades vean disminuida su
actividad, pero este casino centenario se mantiene orgullosamente,
pues se ha ganado el derecho a ser un símbolo de la identidad del
pueblo y con ese sentimiento muchos vecinos han seguido manteniendo
su contribución como socios.
EL
CENTRO CULTURAL Y DE RECREO
Esta
institución casi es coetánea mía, pues también nace en la década
de los sesenta. Desde pequeña siempre he oído decir que en Arafo si
no dividimos todo en dos, no hay el motivo o “pique” que nos
empuje a superarnos, como ocurrió también, en su momento, con la
Banda de música y las dos han funcionado con éxito. No obstante,
recuerdo que corrían comentarios entre los que no vieron con buenos
ojos esta división tachándola de una intencionalidad clasista, pero
finalmente en esta nueva sociedad pasaron a participar la mayor parte
de los vecinos, pues de no ser así no habría prosperado.
Como
sus instalaciones eran más nuevas y más holgadas, las veíamos más agradables y las frecuentábamos los domingos al salir
del cine. A la entrada la barra, que estaba a cargo de Secundino el
hermano de mi tía Anita, hasta recuerdo acompañar a mis primas a
llevarle la bandeja de ensaladilla que mi tía le preparaba para el
bar; luego la sala de baile y en ella al fondo, bajando unos
escaloncitos, el aparato de televisión; a la izquierda de ésta el
baño femenino, que tenía un espejo de gran tamaño y a la derecha del salón de baile, las mesas para los hombres jugar a las cartas, que en alguna ocasión cogíamos y seleccionábamos las figuras y el as para jugar al "asesino".
En
la parte trasera había un patio de verano, con un pequeño voladizo
soportado por columnas, donde se ubicaban las mesas y sillas donde
nos sentábamos a tomar las golosinas y en la parte central de esa pared, se
abría un pequeño cuarto que funcionó como discoteca
juvenil a la que llamaban “la cuevita” a la que nosotros no
podíamos entrar por ser pequeñas. Al no ser una sala abierta para
el control de los mayores y por la rancia moral de aquella época,
recuerdo que se la miraba con recelo. Detrás había un espacio donde los chicos, más mayores que los de la fotografía, jugaban a baloncesto, pero creo que aún no como equipo del Centro.
Años
después fue agraciado con un importante premio de la lotería
nacional, ya que ambas sociedades traían números para vender en
Navidad, lo que le permitió mejorar sus instalaciones de forma
considerable.
Al igual que el casino: con sus bailes abrió sus puertas a participantes de fuera, ha albergado y potenciado colectivos del pueblo, ha realizado actividades culturales y de forma paralela hoy sufren el cambio de época, que les obliga a disminuir su actividad, aunque ambos se mantienen en la brecha.
Al igual que el casino: con sus bailes abrió sus puertas a participantes de fuera, ha albergado y potenciado colectivos del pueblo, ha realizado actividades culturales y de forma paralela hoy sufren el cambio de época, que les obliga a disminuir su actividad, aunque ambos se mantienen en la brecha.
EL CINE
Otra
institución en fomento de la sociabilización y la cultura fue el
cine. Intentaré plasmar mis recuerdos del que yo conocí,
pues de su época, mi madre me hablaba del cine”del moro”, donde
además hacían bailes y como ella era delgadita y no muy alta, el
señor se empeñaba en que no tenía edad para poder entrar, y más
de una vez recurrió a su hermano Pepe para que convenciera al señor
y la dejase pasar.
Fotografía de la fachada del cine. Da la impresión de que es de cuando ya Manuel había construido la vivienda. (Ha sido tomada de la página de facebook de Historia y Rincones de Arafo). |
Desde muy pequeña acudía al cine de
mi pueblo cada domingo a las cuatro de la tarde, aunque para los
mayores la sesión de “estreno” era los jueves por la noche. Me
viene a la memoria las películas de Cantinflas, los musicales de los
cantantes españoles de aquella época: Marisol, Peret, Rocío
Durcal, Julio Iglesias , Manolo Escobar; ...¡Cómo no!, las
películas de indios y vaqueros del Oeste,...
Al principio iba con mi hermano, pues
mi padre nos lo inculcó desde muy pronto, pues a él siempre le
había gustado y no me extrañaría que lo hiciera para sustituir la
salida de otros niños que iban la mañana del domingo a misa. Luego
pasé a ir con mis amigas/primas segundas de La Morra, con las que había compartido tantas horas de juegos infantiles, a las que se fueron
añadiendo sus compañeras del Colegio Nazaret, pues yo siempre estuve en el
Instituto Mencey Acaymo de Güímar.
Y hablando de afectos, fue en el cine donde comenzaban los primeros ligues de adolescencia. Y en esa época de tanto prejuicio las últimas filas de butacas se convertían en el refugio de las parejas de novios ya mayores.
Y hablando de afectos, fue en el cine donde comenzaban los primeros ligues de adolescencia. Y en esa época de tanto prejuicio las últimas filas de butacas se convertían en el refugio de las parejas de novios ya mayores.
El cine fue propiedad de los Hnos/as
Pérez; él, Pérez que es como todos lo llamaban, proyectaba
las películas y a veces contaba con su ayudante Alfonso. Las películas estaban precedidas del obligatorio Nodo que impuso el régimen
franquista para hacerse campaña con las noticias y documentales que
le interesaba hacer llegar al pueblo, lógicamente nunca faltaba la
imagen de Franco inaugurando algún embalse. Aún hoy, los de aquella
época y anteriores, reconocemos el fondo musical cuando alguien
cuelga en las redes uno de ellos.
A Pérez le acompañaban sus
hermanas: Lolita y Paquita y Anselmo el de Fefa al que con los años le sustituiría Daniel el de Edilia. Las hermanas vendían las
entradas en las ventanitas de la taquilla y luego, en el descanso,
todos los hermanos atendían en “la cantina” que es como
denominábamos al pequeño bar que había en el zaguán previo a la
sala de cine. Mientras Anselmo controlaba la puerta, tanto para
recoger las entradas como en el descanso, pues muchas veces nos
acercábamos al carrito de golosinas de la plaza o a la venta de
Evarista que al ser domingo solo abría por la parte trasera.
Luego pasó la propiedad a Manuel,
llegado de Venezuela y que arreglo su vivienda en la parte norte del cine, supongo que por su edad los anteriores dueños
decidieron desprenderse de él y posteriormente lo adquirió Gerardo que sería su último propietario y con el que cerró sus
puertas en cuanto a funcionar como cine.
Todos esperábamos en la calle hasta
que abrían las ventanillas de la taquilla, que en un principio estaban en un lado de la zona de la pantalla.
De la sala de cine recuerdo sus
cortinas rojas tanto en los ventanillos como en los portalones
laterales que al dar a la calle se abrían al final de la sesión, que de alguna manera anunciaban al venir a correr las cortinas. También en el fondo otra cortina roja que comunicaba la sala con el
zaguán, a los lados las gradas de madera del gallinero y en lo alto, sobre la cortina, el hueco por el que salía la luz del proyector y se reflejaba en la pantalla de tela blanca que se
situaba justo enfrente, reproducía la magia de las imágenes pero que de vez en cuando se cortaban y tras el correspondiente abucheo y crítica : "no traen sino películas viejas y la cinta está destrozada", reanudaba la proyección.
En el lateral contrario a las puertas de salida, los baños femeninos, creo que los masculinos estaban al fondo del zaguán. En medio el patio de butacas de madera cuyo asiento se recogía hacia el espaldar.
En el lateral contrario a las puertas de salida, los baños femeninos, creo que los masculinos estaban al fondo del zaguán. En medio el patio de butacas de madera cuyo asiento se recogía hacia el espaldar.
En el zaguán estaba la puerta de
entrada, al fondo de éste la cantina, a un lado de ella la puerta que daba a la escalera que daba a la zona de proyección, y frente a la cantina, una tabla de
la que colgaban los carteles de las películas y los de fotografías
de algunas escenas. Pero lo mas pintoresco
era que la película se anunciaba en uno de los laureles de indias de la parte superior de la plaza del pueblo, el más próximo hacia el molino de gofio, Allí nos esperaba el tablón que se sujetaba en el tronco, donde todos acudíamos para saber cual sería la próxima película e imaginar como sería por lo que mostraban unas seis u ocho fotografías de las escenas o fotogramas.
era que la película se anunciaba en uno de los laureles de indias de la parte superior de la plaza del pueblo, el más próximo hacia el molino de gofio, Allí nos esperaba el tablón que se sujetaba en el tronco, donde todos acudíamos para saber cual sería la próxima película e imaginar como sería por lo que mostraban unas seis u ocho fotografías de las escenas o fotogramas.
*Nota: agradecer al impulsor de la página de facebook "Historias y Rincones de Arafo", que a pesar de haberla revisado no detecté su autoría, aunque me han llegado comentarios de que el autor es quien se firma como Thony Mochilla, joven al que recuerdo de La Morra, pues ha sido una brillante idea, a la que se van sumando colaboradores y entre todos dejan en ella la historia gráfica del pueblo de la que ahora todos podemos disfrutar. ¡Gracias!.
Candelaria a 19 de agosto de 2016
Bonito resumen del ayer de nuestro pueblo, que casualidad que en la foto que elegiste para el Casino sea en la que está mi padre, es el primero de la derecha, estubo muchos años junto a Wenseslao y Nicolas atendiendo el ambigú y tambien con los Péres en el antiguo cine como portero, me encantan tus relatos Mary , muchas felicidades por ellos.
ResponderEliminarMuchas gracias Hilario; Que casulidad que en el relato haya salido dos lugares tan vinculados a tu padre. Como portero del cine yo recordaba a Anselmo el marido de Fefa, supongo que tu padre lo fue con anterioridad. Saludos
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